Las ediciones de Euclides I. La edición Byrne.



Bueno, comenté en clase que, de común, seguiremos nuestro libro de texto y los apuntes propios. Pero si hay un libro que todo hijo de vecino debería conocer es el tratado de Euclides, así llamado Elementos. Y lo mencionaré tantas veces como sea necesario para despertaros la curiosidad.

Si alguno, si no ahora, tal vez dentro de algunos años, se lanzara a la maravillosa experiencia de estudiar la geometría clásica, la de los griegos, se encontraría con el problema de comprar una buena edición en español de los Elementos. Ciertamente hay muchas, y sin minusvalorar ninguna, lo mejor sería comprar alguna edición moderna. Por un lado está la de Juan David Bacca, que sólo incluye los libros I-V, editada por la Universidad Autónoma de Méjico en 1944. Esta edición viene precedida por un ensayo del sabio David Hilbert, que le dio una vuelta de tuerca a la geometría euclidiana en su obra Fundamentos de la geometría. La otra opción moderna en español, también buena, y en este caso es una edición completa, sería la de Gredos, realizada por María Luisa Castaño, con introducción de Luis Vega.

Pero hoy quería hablaros de una edición bellísima, aunque poco práctica, entre otras cosas porque está redactada en inglés antiguo. Me refiero a la edición que preparó el matemático Oliver Byrne en 1847, pero que todavía sigue luciendo un aspecto muy joven. Es una edición que, como tal vez ya podéis sospechar, inspiró a Mondrian y a otros pintores abstractos, dado el cromatismo tan vistoso que empleaba en sus dibujos. La intención del profesor Byrne era la de suprimir en lo posible el texto, para introducir tramas de demostración que fueran únicamente dibujadas ¿Tal vez quería hacer lo mismo que Sócrates con el esclavo de Menón, enseñar la geometría incluso a los que no saben leer ni escribir? Cierto es que, al menos por mi experiencia personal, es una edición que resulta compleja para  entender algunos teoremas, y por sí misma no sirve como un libro de estudio práctico. Pero también, como amante de los libros que soy, tengo que decir que sólo la belleza en los detalles de sus páginas, desde las letras capitales a los dibujos, hace de cada pliego una obra de arte que perfectamente se podría enmarcar para decorar, qué se yo, nuestro aula, o los pasillos. Se me ocurre que, tal vez en las semanas finales de cada trimestre, podríamos dedicarnos a reproducirlas en grande para adornar el taller de plástica, que utilizan nuestros amigos de tercero y cuarto. La obra se puede consultar en pdf, digitalizado en Euclides-Byrne I, y en formato digital, en Eculides-Byrne II.










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