Aldo Rossi y su teatro del mundo.

El teatro del mundo, en Venecia.




El teatro del mundo, Paolo Rossi.
Su padre poseía una pequeña fábrica de telas. Se graduó en la escuela politécnica en 1959. Aldo Rossi nunca fue un arquitecto normal. Y hablaremos de su trabajo en clase. El más peculiar de sus edificios fue sin duda "El teatro del mundo", una figura de planta cruciforme con un tambor octogonal que recordaba mucho a ciertas arquitecturas renacentistas. Lo sorprendente de este edificio es que navegaba, estaba edificado sobre una zamarra y se movía por las aguas de Venecia, como se puede observar en las fotografías. En principio se pensó como un teatro auditorio. Nunca fue pensado como una arquitectura permanente, y fue desmantelado al cabo del tiempo.


Teatro del mundo... En su libro "Arquitectura de la ciudad", Rossi ya pretendía que la  la arquitectura fuera considerada una ciencia exacta, o propiamente un círculo de conceptos y operaciones tan exactos como los de cualquier otra ciencia. Su idea sobre la arquitectura y el urbanismo, en efecto, bebía mucho de los arquitectos clásicos, como Palladio, que se habían preocupado por establecer patrones y lógicas de diseño y construcción lo más estables posibles, imperecederos ante los cambios de épocas. Las funciones de los edificios cambian mucho con el tiempo, pensaba Rossi, las formas debería ser un poco más estables, menos perecederas. La arquitectura debía estar compuesta de patrones, variables sí, en mayor o menor medida, pero siempre limitados por unas reglas.



Tan sólo era un viejo anhelo, Rossi sabía a qué época pertenecía, y sabía la heterodoxia constructiva de los arquitectos de su tiempo. Rossi recibió el prestigioso premio Pritzker de arquitectura en 1993,  algo así como el Premios Nobel de arquitectura. Sus méritos, por lo demás, no se limitaron al campo de la arquitectura. También fue prolífico diseñador de objetos, escribió libros, y también fue profesor. Hace tiempo me contó el historiador Antonio González, de la UCM, que estando unos cuantos de historiadores en una charla íntima con el arquitecto, todos le preguntaban por los aspectos estéticos de su arquitectura. Rossi tenía a su lado un curioso juego de café, con su tetera y sus tazas, que había sido diseñado por él mismo. Según parece, de lo que más orgulloso estaba en la vida era de sus teteras y sus tacitas, que por lo demás imitan a su arquitectura. Todos le atribuyen un gran sentido del humor. Uno de los miembros del jurado del premio Pritzker describió a Rossi diciendo que era un poeta convertido en arquitecto, yo diría que tenía todavía un no se qué de artesano, más que de poeta, de constructor de cosas sencillas. 

Rossi fue uno de los grandes renovadores ideológicos y artísticos de la arquitectura. Pero lo más curioso es que, frente a otros arquitectos de su tiempo, sus referencias, sus fuentes, sus pretensiones, eran más viejas que la alondra. Lo que nos recuerda aquel astuto consejo de Leonardo: si puedes beber de la fuente, no vayas al cántaro. Sus arquitecturas nunca era factuosas, ni tenían formas enrevesadas. Eran de una sencillez alcanzada, como en verdad se alcanza toda sencillez, con mucho trabajo y meditación. 



Arquitectura de Rossi en Borgorico.
ACTIVIDAD 1. A MANO ALZADA.

Búsqueda y documentación de un edificio de Aldo Rossi. Trazado de sus vistas. Resolución de su perspectiva militar, caballera, o isométrica aproximada.

ACTIVIDAD 2. CABALLERA.
Trazado de la perspectiva caballera del Teatro del Mundo, a partir de sus vistas diédricas, tal y como se presentan en la LÁMINA. Se le aplicará un coeficiente de reducción de 0,7 sobre el eje y. Se recomienda realizar el trazado en un papel de gramaje alto y aplicarle color.


Lo cierto es que quería proponer otra actividad, la lectura de la Autobiografía científica, de Rossi. Pero no consigo encontrar digitalizado el libro, al menos en español, porque en italiano lo tengo yo. Es un librito muy breve y entretenido de leer, muy curioso, que podría servir para subir nota. En su defecto, os contaré que eligió ese título emulando el que Max Planck le había dado a su propia biografía. A Rossi le impresionó mucho un cuento que el propio Planck recogía en su biografía, y que a su vez le había impresionado mucho de niño, cuando se lo contó su maestro de la escuela primaria (la traducción es mía, así pues, os pido un poco de compasión):

"A decir verdad, un punto de referencia importante es la Autobiografía científica de Max Planck. En este libro, Planck regresa a los descubrimientos de la física moderna, volviendo a capturar la impresión que dejó en su vida el principio de la conservación de la energía. Siempre encontraba que este principio estaba ligado a una historia que le contó su maestro Mueller, en la escuela primaria, sobre un cantero que con gran esfuerzo levantó un bloque de piedra hasta el tejado de su casa. El cantero quedó impresionado por el hecho de que la energía gastada nunca se pierde (expended energy does not get lost); sino que permanece almacenada por muchos años, sin disiparse, latente en el bloque de piedra, hasta que un buen día sucede lo inevitable: el bloque se desprende del tejado y cae en la cabeza de un viandante acabando con su vida".






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